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Soy bueno encontrando argumentosque posterguen el lo siento,un es culpa mía o el no te enfades,pero muy malo para ir tras de ticuando está a punto de desbordarseel abismo de tus ojos verdes.A veces no me ayuda tu hermetismoa detenerme a tiempo, a respirar hondo,a simplemente romper la distanciacon un abrazo. A veces, las menos, ese hermetismo me hace gritar por dentroy el eco deformado de sus palabraslo empaña todo mucho más.Nadie puede sacarse de la mangauna sonrisa, una mirada, el términoapropiado en el segundo anterioral disparo orgulloso como un rayode la defensa propia.Pero todo el mundo puede intentarlo.
Cada cierto tiempo necesito apostatar
de mis poetas nuevos favoritos
para comprender realmente la vida.
Quizá porque nací entre sábanas
que olían a detergente y limpio
no comprendí nunca a qué sabe la tierra,
a qué sabe la tierra seca
cuando no hay otro alimento.
Vuelvo al poeta de los nombres
con la necesidad de recobrar el sentido,
con la esperanza de que sus palabras,
sencillas como un arroyo que se abre
paso en la oquedad de la roca,
calen en lo profundo del alma
y pueda ver las cosas de otra manera
sin tener que mirar distinto.
Cada cierto tiempo necesito apostatar
de mis poetas nuevos favoritos
para decir sangre y que su sabor
amargue mi boca y recobre la vida
todo el valor de los que se han ido;
o para decir hierro y que su frío
ponga en pie de guerra a los adormecidos
días.
Vuelvo al poeta de los nombres
para levantarme contra la niebla de mi poesía,
para hacerla sencilla y clara como el silencio,
metálica y cortante como un filo,
para que pueda decir amor y sobren
las palabras al decirlo.
Para ello he vuelto hoy a apostatar
de mis poetas nuevos favoritos,
para que el dolor no sea una brillante metáfora
y duela al decirlo,
para que el horror sea una brillante metáfora
y podamos decirlo.