miércoles, 18 de diciembre de 2013

UN SÍ CONDICIONAL



El si condicional va seguido de indicativo cuando la acción se presenta como posible.
El si condicional va seguido de subjuntivo imperfecto o pluscuamperfecto cuando la acción se presenta como contraria a la realidad o como posible, pero añadiendo un elemento de temor, ruego o deseo.

¿Por qué besar los labios, si se sabe que la muerte está
próxima,
si se sabe que amor es sólo olvidar la vida,
cerrar los ojos a lo oscuro presente,
para abrirlos a los radiantes límites del cuerpo? 
'Soy el destino' de Vicente Aleixandre


Tengo la sensación de que veo algo mio
cuando apareces en el tiempo
con tu mirada de temporal reposado,
con tu sonrisa de niña pequeña
que ha crecido sin darse cuenta.

Si el camino fuera suave, sino hubiera
que correr, sería imposible confinar
en una de esas cajas antiguas de puros
todo lo vivido,
sin la tentación de abrirla de vez en cuando
para comprobar que el tiempo
no ha vuelto amarillos los recuerdos,
sin la tentación de imaginar como sería
tu mirada de niña grande 
hoy que no es verano, ni noche de feria,
ni hay excusas para viajar en el aire
en busca de una razón.  

Todas nuestras frases comenzaron desde
el principio con un condicional impuesto,
con una prisa que no dejó florecer las semillas
para comprobar si la casualidad echaba raíces
o había nacido ya muerta.

Tengo la sensación de que veo almo mio
cuando apareces en el tiempo
y me miras fugazmente en aquel amanecer
tratando de vernos el corazón con prisa.
Después, la sensación de irrealidad
inundándolo todo en un camión
que me acercaba al sol y me alejaba de ti.

He soñado al menos tres veces que te veía
en ciudades diferentes con tu pelo negro,
con tu pelo azul y rojo
y que nos prometíamos el mar
también con prisa.,
como sabiendo que nunca nos bañaríamos
al mismo tiempo y en la misma playa.

¿Si no hay espacio para nada más
porque el corazón guarda tu hueco?
Sólo tengo un pañuelo azul y un sí
condicional posado en los labios
que busca un indicativo que lo haga posible.

domingo, 8 de diciembre de 2013

HE VUELTO A LA UNIVERSIDAD




Como del salón en el ángulo oscuro,
como un mueble viejo
que no hay con qué reemplazarlo,
así estoy yo en cualquiera de sus bancos,
varado en el tiempo como una ballena
en una playa atestada de turistas,
como ciertos catedráticos eméritos
sin horas para seguir hablando de ellos mismos.

Soy atemporal como el conocimiento,
como la formación continua del estudiante
que ya ha sufrido varios eres.
Vuelvo a la universidad en busca de sabiduría,
en busca de un título que se resiste
como el punto final de una novela.

Y sí, tengo trabajo,
y sí, soy afortunado,
y sí, no me quejo,
y sí, doy gracias por mi suerte
cada día a los cielos.
Pero que le voy a hacer
si nací en el Mediterráneo.

Podría haber sido constructor en la bonanza
o político en la miseria,
haber construido con ciertas palabras
ciertas ideas que pudieran ser verdad.
Pero, que le voy a hacer,
he decidido volver a la universidad
por el placer que el conocimiento genera
en mi cabeza con sus asociaciones de palabras.

Y sí, tengo trabajo,
y sí, debería agachar la cabeza
y ser más comedido y decirlo en voz baja
para no herir sensibilidades.
Y sí, a veces lo hago,
y sí, otras no me apetece
y lo digo en voz alta
porque también lo bueno debe ser dicho.

Como del salón en el ángulo oscuro,
como la máquina del café
que hoy no da azucar pero sí palillos
con los que removerla,
así estoy yo en cualquiera de sus bancos,
como un anacronismo creado por el sistema
y por los fabras y los gürtel.

Debería llorar en cualquier esquina
porque la gente lo entendería
e incluso lloraría conmigo en un llanto
polifónico y húmedo,
pero aireo mi felicidad
como esas mujeres que pasean sus piernas
por ciertos barrios que no les pertenecen.

Y sí, debería dejarlo,
y sí, debería ser discreto en la felicidad
como lo he sido en la tristeza,
y sí, yo también lo entiendo,
y sí, quizá lo hagra otro día,
pero no hoy que tengo trabajo
y el amor me despierta cada mañana
y no puedo cerrar los ojos ante tanta alegría.