martes, 16 de febrero de 2010

"ES MUY TRISTE PONERSE LÍMITES"



Escritor, actor, pensador y sobre todo observador. Óscar, un chico de 22 años, es una de esas personas que recuerdan a las generaciones de antaño: espigado, rubio de ojos claros y muy caballeroso. Siempre le ha gustado pensar que ha nacido en una época equivocada en donde los caballos se han transformado en motos y los carros en automóviles. Bohemio y melancólico, gusta de pasear solo, para pensar, con su andar arquitrabado y al ritmo de un cigarro. Más que orador es observador, siempre que le hablas (ya sea algo más o menos importante) fija sus ojos ávidos de conocimiento en los tuyos como si fuera a poner por escrito cada una de tus palabras.

Este chico que empezó estudiando filosofía (hasta tercero) decidió abandonarla para emprender un emocionante viaje: el teatro. Frente a lo que sucede en la actualidad en casi todos los ámbitos, los jóvenes parecen tenerlo más difícil, aunque a él no le importa: quiere hacer teatro, ya sea en el Reina Sofía, en el Romea o en un simple aula, ganas no le faltan. Es la hora, sentados en el claustro de la universidad, Óscar me mira y sonríe. Mientras, su mirada parece preguntarme el porqué de una entrevista a un cualquiera, yo le devuelvo la mirada y le contesto que no hace falta ser famoso para enseñar, volvemos a sonreír y por fin comenzamos.

Me veo perdido en esta época”. Nada más lejos de la realidad, Óscar Gallego, un joven de 22 años, dice que se siente desorientado. La sociedad para él ha cambiado y cambio no tiene porque ser siempre para mejor. Y es que él echa de menos la pureza de entonces, aquella vida que los clásicos pusieron por escrito: Shakespeare, Lope, Calderón y tantos otros. Le gustaría poder cambiarla porque no está de acuerdo con casi nada, aunque también advierte humildemente que “supongo que es un poco atrevido decir eso, y sería más original y más bonito intentar poner lo medios para intentar cambiarla”. Después con la sencillez y sinceridad que le caracterizan intenta reflexionar acerca de los medios, en busca de soluciones, y es que en verdad de eso se trata de movilizarse, de hacer uso de la libertad, de cambiar a mejor: “lo primero del cambio debería estar en el pensamiento de la persona y no en las leyes y otras cosas que mueven esta sociedad. Es la persona la que debe cambiar y es no está en mis manos, ni en las tuyas, ni en las de un gobierno, sino en cada uno”. Así de sencillo pero sin vacilar ni un solo momento Oscar piensa en voz alta y yo atentamente le escucho.

Su gran afición es el teatro, aunque reconoce que tiene otras como escribir, escuchar música o ver buen cine. Pero, internamente yo me preguntaba cómo era posible compaginarlo todo y además tirar para adelante, una vez más, me dio el secreto: “mi amor y mi afición por la escritura son tan grandes que saco tiempo de donde realmente no hay: escribo en ratos libres que tengo entre clase y clase, e incluso cuando salgo por la noche a tomar algo con los amigos, no me desagrada tener un boli y un papel en la mano y escribir en cualquier cafetería o bar”. Vamos que cualquier sitio es bueno si la intención es buena y la voluntad fuerte. La Región de Murcia, siempre ha sido muy agradecida en cuanto a asistencia al teatro y sin embargo, parece fallar algo porque Óscar lo ve “mal, sinceramente muy mal”. Algo falla. “Yo estoy conociendo y conozco a gente con muchas posibilidades, gente joven que tiene ganas y puede llegar lejos, pero claro, los medios aquí en Murcia son muy pequeños y limitados para la inmensa afición que hay para el teatro”.

Mientras seguimos hablando reconoce que la literatura y la practica de ella, le ha marcado y cambiado, “belleza, desarraigo, dolor, amor, indiferencia. Es una de las cosas más bonitas que pueden haber en este mundo, aunque es desaprovechada” .

Pese abandonar la filosofía en favor del teatro, ésta le ha marcado hondamente, y es que su forma de hablar, e incluso de pensar, parece estar pulida por algo, por una mano solidaria y acogedora, en donde todos pueden asirse: “me ha ayudado a comparar puntos de vista de otras personas y a entender un poco mejor esta vida que nos envuelve”. Como a mí me gusta calificarlo: escritor, actor y pensador, Óscar Gallego es ferviente seguidor del escritor libanés Gibran Jalil Gibran, al que muchos desconocen. Una vez me recomendó un librito de cincuenta páginas de este autor, no pensé en leerlo, pero al final accedí y la verdad es que mereció la pena: “partiendo de la premisa del gran Gibran de que sí existe Dios, creo que deberíamos de empezar por conocernos a nosotros mismos, porque un conocimiento total del ser humano, del ente, podría abrirnos paso en ese difícil camino de conocer a Dios”. Así de claro nos habla el protagonista. Él piensa que primero debemos comprendernos a nosotros mismos, que estamos en contacto y después y si existe, buscar a Dios: “supongo que si existiera Dios, no permitiría que se levantara cada mañana un niño en el mundo sin un trozo de pan que llevarse a la boca”.

Por último y después de haber hecho un viaje por la política, la metafísica, el teatro y la literatura, había que volver al principio, a él. Alguien que en tan poco tiempo ha conseguido a base de esfuerzo tantas cosas, debe de tener las ideas claras, y nuestro protagonista en mi opinión las tiene: “En primer lugar el teatro, ese cosquilleo emocional que me produce poder subir a un escenario, es algo que me gustaría tener durante toda mi vida...; me gustaría también que la escritura siguiera en mí hasta el final de mis días y sobre todo la observación, el no desentenderme de las cosas que ocurren a mí alrededor”. Teatro y realidad, presente y mucho futuro, y sobre todo ideas claras, así es el personaje que he escogido: no por su fama, que no la tiene (fuera de las fronteras del día a día), ni por ser alguien especial que desprenda un áurea de sabiduría y tranquilidad. Simplemente lo escogí por ser un tipo sencillo, con el que se puede hablar, de tú a tu, de temas trascendentales, y todo ello sin necesidad de pagar un duro.


*Muchas cosas han cambiado desde que le hice esta entrevista a Óscar en el año 2000. Por entonces estudiaba Arte Dramático y ahora, tras estudiar ADE+Econonómicas en cuatro años, dirige junto a un amigo una asesoría. Las vueltas que da la vida. Eso sí, eso de escritor, actor y pensador sigue inmutable, las ciencias no han podido con el alma de letras que sigue teniendo...

2 comentarios:

  1. Ufff...
    diez años después de esta entrevista todavía me pregunto por qué la hiciste. Sigo pensando que no tengo nada que decir. Eso sí, la esencia de la misma sigue vigente, el pálpito iluso de un cambio...

    Óscar.

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  2. Te elegi porque eras una persona con las ideas claras y no expuesta al circo de la vida publica. Me interesaba un discurso no contaminado por "el que diran"...

    Poco hemos cambiado, si acaso, nuestro pelo....

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