domingo, 4 de septiembre de 2011

ARCADA



Vaciar cada tarde el alma
del alquitrán pegado del deseo
es sólo un mal menor.
Como cuando en ciertas noches
nos metíamos en la garganta los dedos
para seguir bebiendo.
¿Qué hago con tanta muerte,
con tanta flor muerta en mi pasado?

No hay comentarios:

Publicar un comentario