jueves, 5 de abril de 2012

TENTACIÓN DE SER OTRO

A veces tengo ganas de ser otro,
no exactamente mejor
ni más interesante,
ser otro diferente que me permita
poder mirar el alrededor sin que me vean
y sin abandonar totalmente al que soy.

Son tentaciones momentáneas
que quemo con versos ahogados
en vasos de ron, con botellas
lanzadas al mar de la ausencia,
y que sirven para mitigar mi deseo
de ser un perro callejero
en mitad de una noche de lluvia.

Me gusta sentir como el poema
consigue que me sienta exactamente
como el que nunca seré,
que respire un aire que no penetrará
por mis fosas nasales,
y que pueda amar hasta la pérdida
a bellas mujeres de tacón roto
y carmín corrido.

Mis ganas de ser otro sólo duran
ese instante en el que miles
de imágenes como miles de hojas
caídas en la acera del otoño
alfombran mi pensamiento.

Después apareces tú sin saberlo,
ignorando todo lo que llena la cabeza
de alguien que dice ser poeta.
Apareces, y sin saberlo,
todas esas vidas que no viviré
se me convierten en hojas ilegibles
de un libro rescatado del fuego,
muy diferentes a esa lectura primera
de excitación y miedo,
y con algunos nombres que me suenan
y que no aceleran el corazón al leerlos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario