Cambiaste la celda de la cárcel por las tablas del teatro, los bis a bis en camas desangradas de amor por matrimonios en casas desahuciadas. Ignoras que te miro por los visillos de las puertas tras las que te escondes, en un guión, tras un telón, en un presente que parece prestado. Te haré confesar como hago con mis versos, para que digas exactamente lo que quiero que digas, o al menos, lo que quiero que oigan. Nadie puede ocultar unas manos manchadas de sangre así pasen los años, así cambies de vida como un camaleón en mitad del cambio climático. Nadie puede escapar de un periodista aficionado a la poesía con mucho tiempo libre.
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