domingo, 23 de octubre de 2011

FINES DE SEMANA


Ahora que mis fines de semana
son cualquier día laborable,
sé que la felicidad (esa palabra
que por miedo se nos desvanece
entre los labios) nos sigue de cerca
con la discrección de un espía a sueldo,
a la espera de alcanzarnos
cuando nuestros pasos, como los días
del calendario, acompasen su latido.

Ahora que mis fines de semana
son cualquier día laborable,
comprendo la soledad de tus festivos
y sé que, como la felicidad,
también guardas un as en la manga
para que no me crezca demasiado
con mi forma de jugar tan farolera,
tan a pecho descubierto y camisa rota.

Ahora que mis fines de semana
son cualquier día laborable,
reconozco entre teletipos y sucesos
que posees la intuición que me falta
para ser un buen poeta salido del armario.

Admiro de ti lo que no tengo
o lo que a mi me sobra y se desparrama
sin orden por el suelo,
que no censures lo que no entiendes
ni que aceptes completamente lo dogmático
y que seas capaz de distinguir
lo poético de lo baldío sin necesidad
de entender qué lo hace poético o baldío.

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