
La lógica de los números ha quedado
en entredicho.
La soledad de sus impares desertó
al vernos aparecer de la mano
como múltiplos de cualquier cifra.
Incluso los números que nunca sirvieron
de esperanza se mueren en silencio
por ser tocados por nosotros,
por convertirse en otros similares
que contengan parte de nuestro valor.
Divididos no somos más que un accidente
gramatical del alfabeto caótico del mundo,
pero anexados somos la medida proporcional
que convierte en poéticos
los días laborables del calendario.
La lógica de los números ha quedado
una vez más en entredicho,
desde el mismo momento que le restamos
uno al catorce de febrero
para convertirlo en San Valentín.
:)
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