sábado, 23 de julio de 2011

COMALA



Había perdido cuando llegué la forma
que un día le otorgaron sus piedras,
pero las palabras y los murmullos,
hechos de memoria pero no de tiempo,
permanecían amontonados por sus calles
como cadáveres comunicando silencios.

Y porque fue la vida (o la revolución)
la que le robó el alma al pueblo,
fue su muerte el liberar
las palabras enterradas del recuerdo.

Y los sueños (que despiertos
o dormidos no tuvieron)
se nombraron sin palabras de memoria
en el polvo levantado por el viento.

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