viernes, 8 de julio de 2011

COOLTURA



Una persona a mi lado, perfilada barba y un estilo burgués muy marcado, habla de no sé qué problemas con no sé qué dinero y el humo de su cigarro me dice que miente. Podría ser el responsable de que alguno de estos versos aparecieran por fin en un libro, pero en vez de interesarse por mi poesía habla de no sé qué problemas con no sé que dinero.


Yo me afano por sacar libreta y pluma para que vea que soy prólijo, para atraer su atención de cazatalentos o simplemente para cederle gustoso mi cenicero y deje de llenar el suelo con sus colillas de tabaco negro. Pero es inútil.


Un joven escribiendo cualquier cosa en la cafetería de un centro comercial atrae la atención de todos los que no están interesados en lo que escribo. Me miran horrorizados y de sus miradas curiosas descifro esa sensacion de pena y comprensión que generan los pacientes de un psiquiátrico.


Sin mirarme se levanta, "cóbrame lo de la mesa", dice, y se va. Yo lo miro alejarse como a los trenes que parten de madrugada con algo nuestro en su esqueleto de metal y compruebo resignado que todo seguirá siendo igual mañana. El próximo año vuelvo a presentarme al Creajoven.

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